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LA INDEPENDENCIA DE CHILE

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Posiblemente en Sudamérica la idea que los países eligieran sus gobernantes con absoluta libertad se desarrolló y materializó en el Virreinato de las Provincias Unidas del Plata -hoy República Argentina- tras las invasiones inglesas de 1806 y 1807 cuando fuerzas rioplatenses derrotaron las tropas inglesas invasoras  que al mando del general  inglés William Beresford desembarcaron en Quilmes para tomar la ciudad de Buenos Aires. Los porteños destituyeron al virrey español Rafael de Sobremonte que había huido de Buenos Aires sin enfrentar al invasor, nombraron ellos un virrey y hasta 1810 gobernaron las autoridades designadas por ellos. A partir de 1810 los bonaerenses y todo el país fue gobernado independientemente por la Junta de Gobierno elegida por ellos y España perdió oficial y definitivamente su soberanía sobre el territorio rioplatense. En 1816 el general de San Martín proclamó la independencia de la nación argentina que ya nunca más fue reconquistada por los realistas y fue la primera nación en independizarse totalmente de España, la segunda nación en independizarse fue Paraguay en 1811. Debió haber sido Chile que se gobernó libremente desde septiembre de 1810 hasta octubre de 1814. Por desgracia en julio de ese año un cuartelazo desafortunado y toma del poder de un nuevo gobernante, dividió las fuerzas defensivas de la nación y facilitó el regreso de las tropas realistas y la reconquista de Chile hasta el 12 de febrero de 1817, cuando el glorioso Ejercito Libertador de los Andes liberó Chile central e inició la independencia definitiva del país la cual se completó en 1826 con la toma de Chiloé.

A principios del siglo XIX Inglaterra necesitaba más mercados para vender sus productos y los países sudamericanos le parecían una buena opción.

El teniente general del ejército británico Thomas Maitland a principios de 1800 redactó y registró en el archivo general de Escocia un escrito con el título de ”Plan para capturar Buenos Aires y Chile y luego emancipar Perú y México”.

La ejecución de ese siniestro plan comenzó en 1806 cuando  una flota inglesa con 1700 hombres desembarcó y atacó Buenos Aires.

El virrey español Rafael de Sobremonte huyó de Buenos Aires. La defensa de la ciudad fue organizada por el francés Santiago de Liniers también funcionario real. Las  fuerzas inglesas fueron derrotadas, y Liniers designado virrey por los bonaerenses.

A otra flota con 4200 hombres al mando del brigadier Robert Craufurd que se dirigía a conquistar Chile se le ordenó regresar sin cumplir ese ataque a este país.

En 1807, 4200 ingleses de nuevo desembarcaron en las orillas del Río de la Plata en otro intento de conquistar Buenos Aires. También esta vez la ciudad fue defendida por las fuerzas rioplatenses de Santiago de Liniers y expulsó a los invasores.

Como consecuencia de estas brillantes acciones militares, a la Armada Inglesa se la consideraba invencible, se empezó a desarrollar en los porteños la idea de gobernarse en forma independiente de las órdenes del gobierno español, al que comenzaron a considerar como un gobierno incapaz de defenderlos. Los bonaerenses nombraron una Junta Central integrada sólo por patriotas y dejaron de obedecer las disposiciones de la Real Audiencia bonaerense.   Además en 1808 España  fue invadida por las tropas de Napoleón Bonaparte  que obligó a abdicar al rey Fernando VII  y designó como reemplazante a su hermano José Bonaparte. 

Se piensa que, entre civiles y soldados en esa guerra, hubo alrededor de un millón de bajas españolas. Este gran desgaste imposibilitó al rey de España, cuando recuperó su trono en 1814, disponer de mayores elementos para combatir las tropas de las colonias sublevadas, además Lord Nelson en la batalla de Trafalgar en 1805 había destruido casi toda la flota española. Diversos autores, opinan que los estragos ocasionados por la invasión de las tropas napoleónicas a España y la prisión de Fernando VII, fueron el factor decisivo para la independencia de las naciones hispanoamericanas.

Aunque los rioplatenses se gobernaron desde 1806 en forma independiente de España no proclamaron su independencia como país hasta 1816, Chile lo hizo en 1818. Otros países como Alto Perú (1809), Venezuela (1812), Ecuador y Colombia  la proclamaron aunque seguían conquistados.

 

La idea de independizar el Reino de Chile comenzó a gestarse en los últimos años del siglo dieciocho en Concepción, debido probablemente a los relatos de navegantes europeos y norteamericanos que llegaban y contaban la forma como se gobernaban sus países y a la ambición de los criollos  acaudalados de manejar los asuntos del país,  materia entonces reservada casi exclusivamente a  los ciudadanos españoles designados por el rey.

A juicio de este autor la declaración del Rey Carlos III en 1787: “que Chile debía gobernarse independiente de otros virreinatos y depender solo del rey de España como siempre debió haber sido”, declaración conocida en Chile por diversas personas ilustradas de la época, originó y o favoreció la constitución  reservada de un grupo de jóvenes instruidos, de buena posición social y de sacerdotes con estudios en Europa que comenzaron a opinar y discutir sobre el tema. Deseaban estos patriotas que Chile pasara a gobernarse como una provincia más de España, sin  formar parte o depender del virreinato del Perú o de otro virreinato, aunque reconociendo como gobernante supremo al rey de España tal como lo declarara Carlos III. En otras palabras, deseaban solo una autonomía gubernativa parcial no la independencia.

Esta idea se mantuvo hasta 1802 cuando volvió de Europa don Bernardo O’Higgins que había jurado en 1798 en Londres ante Francisco de Miranda luchar por la Independencia total y absoluta de Chile y de los otros países sudamericanos.

Don Bernardo pronto ingresó al grupo de los autonomistas sureños y dio a conocer su pensamiento: “hacer de  Chile un país totalmente independiente con un gobernante designado por los chilenos”: una república,  idea que pronto compartieron los integrantes del grupo penquista. Así el pensamiento libertario que comenzara en una fase autonomista, por obra de O´Higgins  pasó a la fase independentista. 

El primer y más aventajado discípulo de don Bernardo fue don Juan Martínez de Rozas quien al llegar a Santiago difundió, con prudencia, su pensamiento independentista republicano entre algunos santiaguinos y fingiéndole gran amistad y fidelidad al gobernador Francisco García Carrasco, quien siempre lo creyó su mejor amigo, don Juan intencionadamente le dio malos consejos, como lo fue entusiasmarlo con el asalto y saqueo de la nave “Scorpio” y de otras acciones  desafortunadas que demolieron en gran parte el ya averiado prestigio del gobernante realista.

A consecuencia del escándalo Martínez de Rozas debió también volver a Concepción.

En julio de 1810 en Santiago de Chile entonces bajo el mando del gobernador realista Francisco Antonio García Carrasco, un grupo de patriotas de las familias más influyentes exigió al gobernador que una junta de notables santiaguinos, incluyendo a representantes del clero y del ejército, designaran un gobernador del país en nombre del rey de España.

Así 18 de septiembre de 1810 se reunió en Santiago un grupo de vecinos notables con el propósito de elegir a  ese gobernador. Se designó en esa elección a don Mateo de Toro y Zambrano como gobernador. No se habló ni  abierta ni veladamente de independizar al país y menos aún de constituir una república.

Sólo en enero de 1811, cuatro meses después de la constitución de esa primera Junta, fray Camilo Henríquez publicó un opúsculo intitulado “El chileno instruido” firmado con el pseudónimo Quirino Lemachez donde mencionó que Chile debería tener un  gobierno independiente, constituir una república. En Santiago este incomparable documento se distribuyó en copias manuscritas. Fue esta la primera vez en que se consideró  y dio a conocer abierta y públicamente la posibilidad y la conveniencia de  independizar el  país.

En los primeros meses de 1811 una Junta de Gobierno,  presidida por Don Juan Martínez de Rozas, dispuso la elección de un Congreso con diputados  representantes de las tres provincias del país.

Don Bernardo O´Higgins fue electo diputado por Concepción y desde entonces se radicó en Santiago. Ese congreso creo la provincia de Coquimbo, decretó la libertad de vientre (los hijos de esclavos nacidos en Chile serian  legalmente libres) negó la entrega de fondos chilenos al gobierno español, autorizó el comercio con otras naciones, formuló la ley de cementerios.

En Julio de 1811 llegó a Santiago don José Miguel Carrera Verdugo que anhelaba y declaraba luchar por  conseguir la autonomía gubernativa de Chile. Tenía a  favor de su gran anhelo que en Chile había ya una Junta de Gobierno que gobernaba con absoluta libertad aunque no se había proclamado formalmente la independencia del país, que O´Higgins desde 1802 difundía la idea independentista entre sus amigos y Fray Camilo Henríquez seis meses antes había publicado su encomiable escrito sobre dar a Chile la independencia absoluta y establecer una república.

En septiembre de ese mismo año  don José Miguel dio su primer  golpe de estado y como resultado se eligió un nuevo congreso con predominio de diputados de tendencia independentista que impuso medidas de significativo progreso para el país. Ninguno de los hermanos Carrera formó parte de ese Congreso. Dos meses después en noviembre dio otro golpe y en diciembre  mediante un tercer cuartelazo tomó el control total del país e impuso la primera  dictadura de  Chile y   también la primera de Sudamérica.

Durante el gobierno de Carrera se establecieron diversas medidas de progreso para el país. Entre las más significativas: la creación de una bandera, símbolo que decididamente fomentó la idea independentista entre los chilenos, -idea que Camilo Henríquez diera a conocer a todo público en “El chileno instruido” y que Carrera tal vez para no provocar a los realistas ocultó- una escarapela y un escudo nacionales, el establecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de Norteamérica; un reglamento constitucional, el cual establecía que ninguna ley y medida gubernativa podía imponerse desde el extranjero. Estas disposiciones que significaban veladamente una independencia de gobierno y contribuyeron  a  difundir la idea independentista, aunque el reglamento constitucional también declaraba que el gobernante supremo era el amadísimo rey de España. En referencia a lo anterior Carrera  en las últimas cartas que  escribió al general realista Mariano Osorio en septiembre de 1814 le manifestó que luchaba contra sus tropas para defender las órdenes y voluntad de Fernando VII no cumplidas por Osorio. Si estas frases las escribió el prócer expresaban realmente su deseo o para disfrazar su ideario independentista o si sólo pretendió, engañar, aplacar a Osorio y al Virrey, la Historia aún no lo decide.

Por desgracia entre 1811 y 1813 cuando el país se gobernaba libremente no se aprovechó la oportunidad de formar un ejército chileno bien abastecido con armas, uniformes, zapatos  y otros elementos necesarios para combatir y defender el suelo patrio de los atacantes que vendrían, como ya se había visto en los otros países que pretendían independizarse.

En abril de 1813 cuando el general Carrera partió al sur a combatir a los invasores realistas fue formando su ejército por el camino.

En abril de 1813 tropas realistas desembarcaron en Concepción y avanzaron hacia Santiago para reconquistar todo el país. Carrera, mediante un cuarto golpe de estado había tomado el gobierno de Chile y dirigió la defensa nacional. Fue derrotado en la Batalla de Rancagua, junto a sus hermanos Juan José, Luis y a Bernardo O´Higgins que al mando de sus tropas defendían la ciudad. El general Carrera se fue a Mendoza donde ya se encontraban Bernardo O´Higgins y un grupo de soldados y de patriotas civiles.

 

A Argentina, llamada entonces Provincias Unidas del Plata, le convenía que Chile también se independizara, para eliminar el peligro que tropas realistas cruzaran la cordillera y los atacaran. También al liberar Chile tropas chileno-rioplatenses transportadas en barco desde puertos chilenos podrían atacar al ejercito realista del Perú, constante amenaza para los rioplatenses.

  

En Mendoza, entonces gobernada por el general José de San Martín, se acogió amigablemente Bernardo O’Higgins  y a sus partidarios. No sucedió lo mismo  con el general José Miguel Carrera  y los suyos.

 En 1815 y 1816, con la amplia cooperación del general Bernardo O´Higgins, el  general  San Martin, formó el Ejercito de Los Andes – cinco mil soldados argentinos,  casi quinientos soldados chilenos  y alrededor de mil hombres más como personal auxiliar -diversos historiadores diversas cifras-  para combatir y expulsar las tropas realistas que dominaban Chile, darle la independencia y  asegurar más la independencia rioplatense. Alrededor de 600 hombres chilenos, residentes en Mendoza y Buenos Aires  no se alistaron en el Ejercito Libertador porque esperaban el regreso del general Carrera para enrolarse en el ejército que él formaría.

Entre fines de enero y principios de febrero de 1817 el inmortal Ejército Libertador de Los Andes cruzó la cordillera,  enfrentó a las tropas realistas en Chacabuco localidad cercana a Santiago. Los generales José de San Martin –general en Jefe- Bernardo O´Higgins y Miguel Soler encabezaron la hueste chileno-argentina.

 El bando patriota consiguió un amplio triunfo con muy pocas bajas patriotas, y un gran número de bajas realistas  entre las cuales se contaban oficiales destacados.

El 5 de abril de 1818, en Maipú con el definitivo triunfo de un ejército ya integrado mayoritariamente por soldados chilenos en la batalla de ese día  se  expulsó  definitivamente a los realistas de Chile central.  Bernardo O´Higgins proclamó la independencia de Chile el 12 de febrero de 1818. Ya en marzo de 1817 había comunicado a diversos gobiernos europeos y a los Estados Unidos de América  que Chile era un país libre del dominio extranjero.         

Permanecía aún bajo el control realista Valdivia, la cual fue  independizada por Lord Thomas Cochrane en 1820 y Chiloé conquistado en 1826 por el general Ramón Freire  tras las batallas de Bellavista, Pudeto y el tratado de Tantauco.

Al respecto del Ejército de Los Andes los no-partidarios de O´Higgins sugirieron, luego de promulgada la constitución de 1822 que fijó el limite chileno-rioplatense en la cima de las más altas cumbres cordilleranas, (perdiendo así Chile 750.000 kilómetros cuadrados de Patagonia oriental), que el Director Juan Martín de Pueyrredón había condicionado la ayuda del gobierno rioplatense a la formación del Ejército de Los Andes, al reconocimiento, por parte del futuro gobierno chileno, que toda la Patagonia  oriental pertenecía a las Provincias del Plata.

Chile nunca pudo colonizar ese territorio de la Patagonia oriental, porque las belicosas tribus araucanas ocupantes de la zona comprendida entre los ríos Bío Bío y Toltén no permitían el paso de los colonizadores enviados por los gobernadores coloniales. La dominación de los araucanos era tan absoluta que  la comunicación entre Chile central y Valdivia se hacía por mar.

La constitución promulgada en 1822, redactada por Juan Egaña quizás por torpeza de su redactor, cumplió la condición tal vez impuesta por el gobernante rioplatense e ignoró los límites que le correspondían a Chile según el “Uti Possidetis” de 1810, error que también incorporaron a su texto las constituciones sucesivas y la de 1833 en cuya redacción también tomó parte Egaña. Los argentinos para justificar que la Patagonia oriental no pertenecía a Chile utilizaron esa afirmación como argumento decisivo a favor de su derecho sobre el territorio patagónico oriental.

 

El territorio chileno y el territorio rioplatense estaban perfectamente delimitados en el mapa de Juan Cano y Olmedilla publicado en 1790 y aceptado por las nuevas repúblicas al finalizar los procesos independentistas para señalar los límites respectivos. El límite norte de Chile lo fijaba el curso del río Loa. El límite este la cordillera de los Andes hasta el paralelo 34 y desde ahí seguía hacia el este el curso del río Diamante hasta llegar al océano Atlántico.  El limite occidente era el océano Pacifico.

En 1825 José Antonio Sucre, gobernador de Alto Perú fundó la república de Bolivia y le asignó el territorio de la actual provincia de Antofagasta, sin dar siquiera a conocer esta disposición suya a Chile dueño de ese territorio desde la colonia y que en 1879 Chile recuperó mediante una guerra.

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Archivo Capitanía General de Chile, 1810 (Uti…

Al general José de San Martín que formó y dirigió el “Ejército de los Andes” se lo reconoce y llama “Libertador de Chile, así lo llamó el general O’Higgins cuando  lo abrazó en Maipú tras la victoria  en el campo de batalla.

Al general Bernardo O’Higgins que desde 1802 daba a conocer la idea independentista y formar un país totalmente libre y que según F. Campos Harriet era “entonces el más grande de los capitanes chilenos, el afanoso precursor de la independencia que formó el país, lo hizo todo allí donde no había nada”, se lo llamó y llama “Padre de la Patria”.

A los generales José de San Martín, Bernardo O’Higgins, Ramón Freire y al almirante Lord Thomas Cochrane,  Chile los llama “Libertadores”.

 

A don Pedro de Valdivia que conquistó Chile y lo incorporó a los territorios colonizados por España, en justicia debería llamársele “Padre de Chile”.

 

Por supuesto, hubo muchos otros héroes que contribuyeron a conseguir la independencia de nuestra nación. Algunos de ellos actuaron solo en la primera fase autonomista de 1810 a 1814. La mayor parte de esos valientes patriotas peleó en la primera y segunda fases: la autonomista y la  independentista.

   

Entre los más destacados: don Juan  Martínez de Rozas, los generales Ramón Freire, Juan Gregorio de las Heras, Manuel Bulnes, Francisco Antonio Pinto Ignacio Zenteno José Miguel, Juan José y Luis Carrera, Manuel Rodríguez, y miles de otros heroicos patriotas que lucharon y consiguieron la independencia de la cual disfrutamos hasta ahora.

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